lunes, noviembre 29
Our moment is now...
domingo, noviembre 7
miércoles, noviembre 3
Proposición 19
Su nombre de pila es Proposición 19, pero todo el mundo la conoce como la Ley de la marihuana. Su proyecto ha sido tan manoseado como el número de personas que niegan haberla fumado. Y aunque el debate no es nuevo, tampoco lo es el referendo que buscaba su aprobación.
De hecho, en 1972 ya se había intentado pero en una proporción de 2 a 1 la votación no fue lo suficientemente amplia para aceptarla abiertamente en sociedad. Y es que con la marihuana ocurre lo mismo que con las amantes, todos las niegan pero más de uno las ha tenido.
Esta vez el referendo no pasó. Habrá que esperar para ver si la tercera es la vencida.
De hecho, en 1972 ya se había intentado pero en una proporción de 2 a 1 la votación no fue lo suficientemente amplia para aceptarla abiertamente en sociedad. Y es que con la marihuana ocurre lo mismo que con las amantes, todos las niegan pero más de uno las ha tenido.
Esta vez el referendo no pasó. Habrá que esperar para ver si la tercera es la vencida.
martes, noviembre 2
¿La izquierda inteligente? *
El resultado era previsible, sin embargo tuvieron que transcurrir treinta días para afirmar que el nombre de Dilma Rousseff era el de la nueva presidenta de Brasil. Aunque su nombre en algún momento de su vida fue también Estela, Luisa e incluso Wanda para evadir a las autoridades. Hoy sin temor puede decir en voz alta, en pleno ejercicio de la democracia, que su nombre es Dilma Rousseff, hija de un comunista búlgaro y, que a sus 62 años de edad es, desde el pasado domingo 31 de octubre, la nueva presidenta de Brasil.
Que una mujer sea quien ocupa por primera vez la silla presidencial en ese país, no deja de ser una anécdota en un continente liderado mayoritariamente por hombres. Pero en el caso de Rousseff lo verdaderamente trascendental, además de su cercanía con Lula Da Silva, es su abierta y marcada relación desde temprana edad con la izquierda revolucionaria. Bordeando la mayoría de edad fue luchadora del Movimiento guerrillero de izquierda, estuvo encarcelada y como ella misma lo contaría, en más de una ocasión fue torturada por el ejército de su país.
Para una mujer que durante tres años tuvo como lugar de residencia la cárcel y de compañía guardias que a través de choques eléctricos la torturaban, no es difícil deducir de que no es una persona de las que se rinde ante la adversidad. Ni siquiera con el linfoma que tuvo que superar a través de quimioterapia en plena campaña electoral.
Estudió economía aunque su verdadera pasión era la danza, su gusto por el baile le dejó unos pies lo suficientemente rápidos para convertirse en la fugitiva más buscada del país, siendo todavía menor de edad. Desde entonces, ha ejercido la izquierda sin sonrojo pero, a diferencia de muchos idealistas que se pierden en el camino de las buenas intenciones, formó una carrera política de la mano de la democracia. Prefirió personificar la izquierda inteligente y ganó las elecciones en un país con cerca de 200 millones de habitantes. Brasil es el quinto país más grande del planeta.
Y aunque en las victorias nadie de se acuerda de los perdedores, no se puede desconocer que José Serra, del Partido Social Demócrata Brasileño, con el 44 % de los sufragios, será determinante a la hora de capitalizar a los votantes que respaldaron su candidatura. Ya sea en el papel de acompañante o de oposición, deberá preparase para movilizar todo el apoyo posible para resurguir en las próximas elecciones que se realizarán en el 2015, teniendo como rival a Dilma o Lula a la vuelta de la esquina.
Finalmente, uno de los principales retos para Rousseuff será el de asumir el liderazgo que por omisión o falta de determinación no ha querido tener Brasil en la región. De ahí que lo que hagan en casa será ganancia de puertas para adentro, pero de puertas para afuera les llegó el momento de asumir un liderazgo coherente, con posturas claras frente a Estados Unidos, Cuba y particularmente Venezuela. Y por mencionar sólo lo más urgente, Unasur.
En conclusión, queda claro que la nueva presidenta de Brasil tiene el conocimiento de lo mejor y lo peor de los dos mundos, el de la democracia y el de la ilegalidad, el de la extrema derecha y también el de la guerrilla de la izquierda y, en sus manos, la oportunidad de demostrarle al mundo, que pese al ejemplo de los vecinos, la mejor opción en pleno siglo XXI, es una izquierda inteligente.
Para una mujer que durante tres años tuvo como lugar de residencia la cárcel y de compañía guardias que a través de choques eléctricos la torturaban, no es difícil deducir de que no es una persona de las que se rinde ante la adversidad. Ni siquiera con el linfoma que tuvo que superar a través de quimioterapia en plena campaña electoral.
Estudió economía aunque su verdadera pasión era la danza, su gusto por el baile le dejó unos pies lo suficientemente rápidos para convertirse en la fugitiva más buscada del país, siendo todavía menor de edad. Desde entonces, ha ejercido la izquierda sin sonrojo pero, a diferencia de muchos idealistas que se pierden en el camino de las buenas intenciones, formó una carrera política de la mano de la democracia. Prefirió personificar la izquierda inteligente y ganó las elecciones en un país con cerca de 200 millones de habitantes. Brasil es el quinto país más grande del planeta.
Y aunque en las victorias nadie de se acuerda de los perdedores, no se puede desconocer que José Serra, del Partido Social Demócrata Brasileño, con el 44 % de los sufragios, será determinante a la hora de capitalizar a los votantes que respaldaron su candidatura. Ya sea en el papel de acompañante o de oposición, deberá preparase para movilizar todo el apoyo posible para resurguir en las próximas elecciones que se realizarán en el 2015, teniendo como rival a Dilma o Lula a la vuelta de la esquina.
Finalmente, uno de los principales retos para Rousseuff será el de asumir el liderazgo que por omisión o falta de determinación no ha querido tener Brasil en la región. De ahí que lo que hagan en casa será ganancia de puertas para adentro, pero de puertas para afuera les llegó el momento de asumir un liderazgo coherente, con posturas claras frente a Estados Unidos, Cuba y particularmente Venezuela. Y por mencionar sólo lo más urgente, Unasur.
En conclusión, queda claro que la nueva presidenta de Brasil tiene el conocimiento de lo mejor y lo peor de los dos mundos, el de la democracia y el de la ilegalidad, el de la extrema derecha y también el de la guerrilla de la izquierda y, en sus manos, la oportunidad de demostrarle al mundo, que pese al ejemplo de los vecinos, la mejor opción en pleno siglo XXI, es una izquierda inteligente.
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