martes, septiembre 7

La vie en rose de Samper en Paris * (versión sin editar)

Aunque no es la primera vez que viven en Europa, el ex presidente Ernesto Samper y su esposa Jacquie, están que no se cambian por nadie. Desde hace tres meses viven en Paris y han descubierto una tranquilidad que en el pasado les fue tantas veces esquiva.

Colombia es y será siempre el punto de referencia. Se fueron de Colombia para volver. No hay duda sobre ello. Lo hicieron anteriormente cuando él fue Embajador en España durante el gobierno de Cesar Gaviria y después cuando dejó la presidencia en 1998. Ahora, ocho años después, vuelven a radicarse temporalmente en Europa, pero esta vez sin el afán de la política que a diario llenaba la agenda de ambos en Bogotá.

Sin embargo, desde hace varios meses viene tomando fuerza el rumor de que su viaje a Paris no es un simple retiro voluntario que se impuso para no tener que tomar partido en las pasadas elecciones presidenciales, sino que este podría ser su nuevo lugar de residencia ya que  Samper suena como seguro Embajador de Colombia en Francia . Samper, con el humor que lo caracteriza, responde que “eso es tan cierto como que tiene un romance con Catherine Deneuve”. Cierto o no, lo único seguro es que en el poco tiempo que llevan en Paris le han sacado provecho a su estadía.

“Nous sommes etudiantes”

A la semana siguiente de haber llegado de Colombia comenzaron a tomar clases privadas de francés. El día comienza a las ocho de la mañana con las clases de francés, o una hora antes si  el ajetreo del día anterior no les dejó tiempo para tener lista la tarea. Es la primera vez en los 27 años de matrimonio en los que ambos son estudiantes.  Samper se levanta a las 6 de la mañana a leer, a las  7  sale a comprar una baguette, un croissant y el periódico del día,  que bien puede ser Le Figaro o Le Monde Diplomatique. Los domingos “se da el lujo”, dice él, de leer El Pais de Madrid. Jacquie, mientras tanto, alista los libros y los cuadernos hasta cuando llega la profesora. Desayunan y empiezan  estudiar.  Por lo general la clase dura  dos horas, pero Aline Biron, la profesora, especializada de la Sorbona, que en el pasado también le enseño francés a Ramiro Osorio y a Enrique Cavelier, puede pasar de largo, casi hasta el  mediodía, escuchando de viva voz, en “balbuciente francés”, todas las historias de quienes han sido protagonistas de la política colombiana. A esta altura la profesora ya entiende a la perfección términos tan colombianos como lagarto, sapo, mico y poner conejo, entre otros. Eso, sumado a que ya entiende los chistes de  Samper. Al final de la clase no se puede saber con certeza quién le enseña a quién.

¿Por qué escogieron Paris?  Aunque Samper no necesita justificar su estadía, bien hubiera podido escoger versos como los de Vallejo “me moriré en Paris con aguacero” o las páginas de Cortazar en Rayuela, que hoy esta releyendo simultáneamente con la entrevista de Ramonet a Castro y su primer libro en francés, de Jack Lang sobre el tema de las migraciones. Pero él mismo prefiere simplificar el asunto diciendo que se trata de una pausa “de esas que refrescan como en la famosa propaganda de bebidas”.


Sí y no. Mas que una pausa es un respiro para su vida personal porque aunque de todas formas su teléfono celular sigue sonando con la misma intensidad que en Colombia.  Recibe llamadas de todas partes del mundo, pero especialmente de los amigos que estuvieron en campaña.  Aunque prefirió no profundizar en el tema de las elecciones presidenciales, a tan solo tres horas que de se abrieran los puestos de votación en el Consulado de Colombia en Paris, él y su esposa llegaron con pasaporte en mano y votaron. Con su acostumbrada manera de ser, Samper habló con la gente, mamó gallo, comió empanadas, se tomo un café colombiano y votó secretamente.

Jacquie, como siempre, al pie del cañon. Está feliz a pesar de que viajaron sin los hijos. Para ella sobre todo este viaje ha sido una oportunidad de compartir con su esposo. Esta tan amañada, que cada vez que habla con sus amigas de Colombia  y le preguntan por la fecha de regreso, ella responde con una sonrisa y voz firme: “a mi me sacan de Paris pero amarrada” o “jamais de la vie” que para ella significa  “no existe la menor posibilidad de que se regrese antes de lo previsto”.

Samper, por su parte, lo toma con calma. De todas formas para él son muchos los compromisos que tiene en Bogotá y asuntos pendientes que no puede delegar. Asi que sagradamente se conecta a Internet, lee la prensa colombiana, prepara los documentos para las conferencias a las que ha sido invitado en Europa, como la realizada en días pasados en el Instituto de Altos Estudios Latinoamericanos y también prepara artículos para la prensa europea. El más reciente lo escribió para El País de España sobre la Cumbre de Viena.  Lo terminó de escribir mientras hacia un viaje a las islas de Córcega y Cerdeña. Un carro rentado lo esperaba a su llegada en  el aeropuerto de Ajaccio (donde nació Napoleón) y con mapa en mano se dispuso a recorrer las islas. Mientras manejaba, una y otra vez miraba sin proponérselo por el espejo retrovisor, hasta que se dió cuenta de que se trataba de una vieja costumbre que tenía en Bogotá para asegurarse de que los carros de escoltas iban detrás. Por primera vez en muchos años estaban solos y esa sensación, la sensación de seguridad en libertad, es lo que más disfrutan de vivir en Paris, donde también caminan, hacen compras, cocinan, se suben al Metro y  salen a tomar  café en el barrio Latino, ubicado a pocas cuadras de su casa.

Le Marais

Viven el Le Marais. Es barrio número 4 según la numeración parisina. Barrio famoso porque concentra el mayor numero de judíos y homosexuales y también porque allí nacían y terminaban todas las manifestaciones que hasta hace poco hicieron los estudiantes cuando entraron en huelga. Una especie de barrio de la Candelaria de Bogotá pero con torre de la Bastilla incluida.
Han organizado toda su vida entorno a este barrio. Tienen cercana la Place de Vosges y también la Place Saint Catherine. Mientras Jacquie hace mercado en el kermes ubicado en la Plaza la Bastilla, Samper sale a caminar a buen paso en dirección a La Sorbona a cumplir con sus compromisos académicos o al Instituto de Altos Estudios Latinoamericanos.

Ambos compraron la Carta  Orange, un tiquete de cinco centímetros de largo que sirve para coger el metro durante un mes, pero prefieren caminar. Ni hablar de las muy contadas ocasiones en que se han transportado en carro particular. En una oportunidad un amigo que estaba de paso los invito a almorzar y previendo todos los detalles les advirtió que el restaurante tenía valet parking. Samper aclaró que el único carro que tenían era del carrito de hacer mercado. 

En otra ocasión, se identificaron con Cortaza cuando en sus libros se refería a los encuentros furtivos de Paris, un día, caminando por la Plaza de la Bastilla, Samper se encontró con Yuri Buenaventura, el colombiano que volvió famosa la versión de salsa de "Ne me quitte pas". Buenaventura, que se encontraba de paso por Paris reconoció a Samper  y se acercó a saludarlo. Samper, aprovechando que tenía a su hermano Daniel de visita en la ciudad, invitó al cantante a tomarse un café en el apartamento. El encuentro fue tan insólito que cuando Samper le avisó a su hermano que saliera a saludar que en la sala lo estaba esperando Yuri Buenaventura, Daniel pensó que se trataba de una broma y le respondió que saldría del cuarto apenas terminara de chatear con Napoleón. Estuvieron hasta medianoche recordando canciones y “hablando paja”.


El regreso: ¿Paris, Bogotá?

Hace cinco años el alcalde de Biarritz, Didier Borotra le propuso a Samper que lo asesorara llevando personalidades de América Latina al Foro de Biarritz, uno de los pocos escenarios que hoy sobreviven en Europa para analizar la realidad latinoamericana. Desde entonces, Samper  ha estado colaborando con la organización del Foro. Aprovechando su estadía en Francia,  se ha reunido con personalidades que se destacan en el tema de la cultura, el cine, intelectuales, políticos y gente de la academia para invitarlos al próximo foro que se realizará en los primeros días de octubre.  

En ese sentido, su estadía en Paris ha sido bastante fructífera ya que ha encontrado en esta ciudad el epicentro perfecto de los múltiples viajes que ha realizado por Europa en los últimos meses. Eso, sin contar el gusto que le ha sacado a la cátedras y conferencias que ha dictado. Pero sus días en Paris están contados... La idea es regresar a Colombia para pasar su cumpleaños número 56 con los nietos, “un compromiso inaplazable” asegura él. La decisión no es fácil. Jacquie se quiere quedar, pero él tiene que volver. El tiempo va corriendo  y mientras deciden qué hacer, se sientan todos los domingos a jugar scrabble, sacan el ipod que trajeron de Colombia con más de 10 mil canciones con la música preferida de los dos  y que han ido almacenando en las diferentes etapas de la vida. 
Va cayendo la tarde y buscan un tango cantado por Martirio, una cantante española que descubrieron cuando vivían en Madrid, les recuerda con la voz ronca y el deje gitano que “el viajero que huye tarde o temprano detiene su andar”.

* Artículo publicado en la Revista Jet Set en el 2006.

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